martes, 17 de abril de 2012

CAFELITO Y PRENSA


Ya tocaba hablar de los funcionarios, nunca mejor que ahora tras oír el comentario del actual Secretario de Estado de Administraciones Públicas en el que expresaba que deben “olvidarse del cafelito y de leer el periódico”, añadir que posteriormente rectificó por escrito indicando que sus palabras se habían “descontextualizado”.
Pero lejos de estas desafortunadas declaraciones me gustaría ir al fondo de la cuestión, vaya por delante que soy parte, soy empleado público; también me gustaría puntualizar que no soy amigo del borreguil corporativismo; quiero decir con ello que suscribo este texto porque me doy por ofendido y, por tanto, por aludido.
Los funcionarios tenemos ya colgado el sambenito, muchos lo asumimos como algo que viene dado, somos la infantería de la administración y estamos en primera línea del frente y por tanto expuestos al fuego cruzado. Evidentemente que nuestra situación tiene sus ventajas pero también sus inconvenientes, no es de recibo obviar la parte que más convenga a cada cual; una de las ventajas sustanciales es gozar de cierta protección y derechos añadidos proveniente del principio de legalidad, esa es precisamente la garantía de independencia en el desempeño de nuestras funciones.
Toda generalización es injusta, son empleados públicos el personal sanitario y educativo, por ejemplo, y como en todo colectivo habrá un pequeño porcentaje que no actúa como debiera, pero nadie con un mínimo de raciocinio se atrevería a decir que todos los médicos o profesores son unos malos empleados públicos. Por otra parte, cierto grupo de funcionarios tienen una peor imagen pública, es consustancial a su nivel de responsabilidad y a su poder coercitivo o recaudador.
Cada trabajador como persona es único, con sus virtudes y defectos, con diferentes grados de implicación y de responsabilidad; no obstante la gran mayoría cumple con las directrices y normativas dadas, dicho sea de paso, es misión de los responsables ejecutivos y legislativos velar por el cumplimiento y desarrollo de sus acciones, y de igual modo sancionar lo sancionable.
Flaco favor se hace desde las autoridades públicas a la imagen y buen funcionamiento de la administración con declaraciones como estas. Ahora que muchos compañeros sufren recortes, EREs y despidos se me ocurre pensar en otra realidad, cómo estarían ahora si se hubiera contado con ellos para la buena marcha de sus instituciones, estos compañeros contemplan impotentes como parte de su labor ha caído en saco roto. En la mayoría de los casos los trabajadores públicos somos inútiles peones, formamos siempre parte del problema y nunca de la solución, olvidando que por trayectoria y conocimiento tenemos una experiencia acumulada de incalculable valía.
El principal problema de la Administración es político y de gestión, estructuras obsoletas, complejidad burocrática, conflicto de competencias, indefinición de objetivos, … Los criterios de eficacia y eficiencia no se consiguen ampliando la jornada laboral, la productividad es un concepto más complejo, ya no valen medidas de cara a la galería y a la buena imagen, sobre todo recayendo la sospecha y la culpa sobre los trabajadores públicos. Indudablemente que habrá instituciones y trabajadores en los que “el cafelito y la prensa” sea un diario, pero eso no es flor de un día, es una situación consentida y sobre la que se ha apartado la mirada durante años, en la época de las vacas gordas, esa era la realidad que muchos conocíamos pero que otros “ignoraban”; ahora toca “poner el cascabel al gato”, aunque ya sabemos que “gato con guantes no caza ratones”.

martes, 3 de abril de 2012

TRES ESCENARIOS POLÍTICOS


Se presentan tres escenas políticas muy interesantes desde el punto de vista del análisis político, la española, la asturiana y la andaluza.

En España tenemos la hegemónica mayoría absoluta del PP, en Asturias cinco partidos divididos en dos bloques diferenciados y UPyD (Unión, Progreso y Democracia) como decisiva piedra angular; en Andalucía un PP como partido más votado y un “bloque de progreso” mayoritario conformado por PSOE-IU.
Son situaciones bien distintas pero que serán unos buenos indicativos de la acción política, el aspecto más importante será ver como se comportan los distintos partidos, sus capacidades de diálogo y de lograr acuerdos, sus posiciones frente diversos temas, y sobre todo, sus niveles de coherencia.

A nivel nacional el PP tras conseguir la mayoría absoluta ha sufrido el varapalo de Andalucía y ha acusado el golpe de una huelga general, en los próximos meses lo más destacado será observar si es capaz de encontrar el equilibrio preciso entre reformas-recortes y sensibilidad social.
En Andalucía el PSOE tendrá un incomodísimo compañero de cama en IU (en caso de conformar un pacto de gobierno), además tendrá que asumir muchas responsabilidades y aclarar más corruptelas, mientras que el PP aborda su renovación e IU se decanta por implicarse en la gestión o por ser el eterno aspirante.
En Asturias UPyD será el árbitro de un más que posible “ménage à trois” y veremos si es capaz de condicionar la acción política hacia sus principios de regeneración democrática y hacia un nuevo modelo territorial, además de participar en la conformación de un gobierno que aporte estabilidad.

Unos y otros festejan quizá con champán sus victorias electorales, nunca mejor que ahora traigo a colación la famosa frase y anécdota de Eugenio D'Ors, “los experimentos con gaseosa”. El margen de error es muy escaso, el hartazgo de la población (casi un 40% de abstención en las elecciones andaluzas) es más que palpable, la credibilidad política está por los suelos, la Economía está más que apuntalada, la crisis social está puesta en bandeja, … Es hora que de una vez por todas partidos, políticos, agentes sociales y ciudadanos pongan lo mejor de sí para salir de esta poliédrica crisis, seguiremos informando y atentos a los movimientos.