sábado, 19 de noviembre de 2011

ESPAÑA ANTE SÍ MISMA


ESPAÑA ANTE SI MISMA

Escribo este artículo en el día de reflexión de las elecciones generales del 20N, con la intención de hacer y compartir un análisis de los retos que tendremos que afrontar ante la delicada situación de nuestra nación y con independencia de los resultados de dichas elecciones. Y digo bien “tendremos” ya que el futuro próximo dependerá en gran medida de la buena gestión política tanto del gobierno como de la oposición y de los agentes sociales, pero también de la capacidad de nosotros, los españoles, del esfuerzo y la participación en el proyecto común de salir de esta situación.


Partiendo de la premisa básica de que la actual situación de crisis no es sólo económica sino también social y política, y dejando a un lado los razonamientos de las causas que nos han llevado a este estado, estimo que hay dos grandes vías de actuación: una son las acciones encaminadas a salir de la crisis económica y de reducción de la alarmante tasa de desempleo, y por otra, la reforma profunda del modelo de Estado. Indudablemente la primera de ella es más urgente e inaplazable pero no debe obviarse por ello que es necesaria la segunda vía (más a largo plazo), sin esa profunda reforma no será posible construir las sólidas bases de la nueva España.


SALIDA DE LA CRISIS ECONÓMICA


Nuestra economía nacional, nuestro modelo productivo y nuestras estructuras económicas no se han adaptado a la nueva economía global, es evidente. Las pymes, asentadas en la economía real, han sufrido el impacto más brutal de la crisis financiera y por ahí ha venido la incesante destrucción de empleo, los gobiernos y la administraciones han abandonado a su suerte al principal tejido empresarial de cualquier país. Ahora toca a marchas forzadas recomponer y ayudar a las pymes, volcarse en facilitar y apoyar la labor de los emprendedores y de aquellas pymes que están sobreviviendo; no hay otra alternativa para frenar la sangría del paro. Por otra parte, la marca España, la fortaleza de la calidad de nuestros productos y servicios se deben explotar (y exportar) como ventaja competitiva en muchos sectores y dentro de la nueva economía global; creo que nos llevaríamos una gran sorpresa si se apostará seriamente por esta alternativa.


Es necesaria buscar medidas eficaces contra la embestida especulativa de los mercados de capitales, no podemos permanecer impasibles, es necesario reaccionar. Claro está que poco margen de maniobra queda fuera de las decisiones en el seno de la Unión Europea, pero es hora de repensar las estrategias comerciales dentro del comercio internacional y de penalizar al mercado de capitales frente al mercado de bienes; tal vez sea hora de dar un pequeño paso atrás aunque sea para coger impulso (con ciertas medidas proteccionistas). Europa entera es víctima de esta situación, algunos países (como España) la sufren más intensamente, mantener la situación del euro y de la zona euro con medidas artificiosas durante largo tiempo no es nada beneficioso, quizá sea hora de plantar cara y ser valientes planteando medidas arriesgadas e igualmente necesarias.


La revisión del Estado del Bienestar (EB) es algo prioritario y esencial, es evidente el constante aumento de las coberturas de las prestaciones es inviable financiera y presupuestariamente, lo cual no quiere decir que sea desmantelado o reducido sustancialmente. Deben articularse formas de cofinanciación y de copago razonables que hagan factible la continuidad de las prestaciones básicas del EB; igualmente el sistema de Pensiones debe abrirse a un modelo más flexible e incluso abrirse a un nuevo modelo con medidas y soluciones imaginativas e innovadoras. La actualización del EB no debe conllevar un retroceso o una pérdida de derechos socialmente conquistados y que marcan una de las señas de identidad del modelo europeo.


El mercado y las relaciones laborales deben encontrar un marco normativo y flexible que permita atajar la inaceptable tasa de desempleo. El gran fracaso de políticos y representaciones sindicales y empresariales ha sido no llegar a acuerdos en materia laboral que hayan sido efectivos, sería imperdonable que no se llegue a corto plazo a un Pacto por el Empleo, millones de parados seguirán sufriendo la falta de entendimiento. La situación laboral de España es insoportable para un país moderno tanto social como económicamente. Por otra parte, tampoco sería de recibo que la nuevas medidas y normativas laborales lleven a situaciones de pérdida de derechos esenciales, no se trata de volver al siglo XIX sino de ser lo suficientemente flexibles y razonables a la hora de plantear propuestas.


REFORMA DEL MODELO DE ESTADO

Tanto para afrontar las medidas a corto y medio plazo para paliar los efectos de la crisis económica como para plantear la necesaria reforma del modelo de Estado es imprescindible un Pacto de Estado, sea cual sea la conformación política del Parlamento y el gobierno resultante de la elecciones del 20N.

El modelo lo tenemos cercano y vigente, los Pactos de la Moncloa, ¿es imposible reeditar otro pacto semejante y de igual calado? La situación requiere un acuerdo para afrontar la ingente tarea que se avecina, sacar a España adelante, los países con debilidad política son presa fácil del mercados especulativos de capitales, eso es un hecho. Tanto para mostrar fortaleza al exterior como para encarar el futuro como país, España necesita un Pacto de Estado; dependerá en gran medida de la altura de miras sobre todo de los líderes de los distintos partidos, no es momento para mirarse al ombligo (el caso de Italia es reciente).


Es hora de una Reforma Constitucional importante, la Transición nos trajo una constitución para encaminar a España hacia una sociedad democrática, una vez conseguido el principal y difícil objetivo toca ahora adaptarla a los nuevos tiempos pero sin perder de vista, sobre todo, el espíritu por la que fue creada, ser un marco de convivencia para todos los españoles.


Indudablemente el nuevo modelo territorial del Estado de las Autonomías debe ser ampliamente revisado, la sensatez debe regir el amplio debate que se abrirá, en España cabemos todos, históricamente tenemos un nexo de unión, la exclusión, el independentismo y el nacionalismo debe dejarse a un lado en esta cuestión; debemos compartir un modelo de Estado en la que todas la autonomías se sientan cómodas e integradas en la España del siglo XXI.


También cabría un amplio debate sobre la construcción europea, que Europa queremos los españoles, como queremos que sea nuestro encaje en Europa. La perdida de la soberanía y el gigantismo de la Unión Europea será fuente en el futuro de nuevos debates sobre los que sería necesario tener formada nuestra opinión y decisión como Estado.


Otro importantísimo capítulo del Pacto de Estado y de la Reforma Constitucional es el concerniente a la regeneración democrática. Se debe avanzar en las medidas de calidad democrática, de incentivar y facilitar la participación ciudadana en los asuntos públicos, de legislar a favor y cumplir firmemente medidas de transparencia. El ciudadano debe ser el centro de la Política no el Partido, las instituciones deben orientarse y volcarse en servir al ciudadano. Se debe reformar necesariamente el sistema electoral (un español un voto), un sistema que prime la pluralidad, y que vincule la acción del representante y el representado. La sociedad española está madura políticamente y no precisa del proteccionismo inicial que con buena fe se propugnó en la Constitución.


Nos esperan unos años y una legislatura compleja y complicada en lo social pero a su vez apasionante desde el punto de vista político, es la hora de la verdad donde todos los españoles, políticos y ciudadanos, debemos estar a la altura de las circunstancias para sacarnos de esta difícil situación. Las dos vías de actuación que comentaba al principio del artículo son, a mi entender, indispensables, esperemos que nuestros políticos sean capaces y tengan la valentía de afrontar el reto que se nos presenta.