jueves, 24 de febrero de 2011

PREVISIONES DE FUTURO


Es una verdad de perogrullo afirmar que el futuro es incierto, como lo es también que una de las cualidades intrínsecas y exclusivas del ser humano es su capacidad de imaginar, de proyectar escenarios futuros, de prever en mayor o menor mediad cual puede ser su futuro.

Por ejemplo las novelas de Ciencia Ficción de Arthur C. Clark, por citar un ejemplo, podrían parecer hace unas décadas algo ilusorio, fantasioso o alejado de la realidad; pero en la actualidad me atrevería a comentar que la realidad ha sobrepasado a aquella ficciones.

Jugar a pitoniso o hacer de oráculo siempre causa una socarrona sospecha, aunque también es verdad que todos hacemos previsiones de futuro en mayor o menor medida, todos planificamos en un horizonte temporal; de no ser así haríamos dejación de esa esencial cualidad humana que tantos beneficios ha dado a nuestra especie. Sin imaginación no hay progreso, en cualquier ámbito humano.

Cuando las perspectivas individuales apuntan a un cierto pesimismo, avaladas por unos hechos y un análisis de la situación actual, las sociedades entran en crisis, la confianza decae y el panorama se torno oscuro. A diferencia de un ciclo que puede ser pasajero, la crisis apunta a un cambio drástico, a un fin de época; en la crisis las estructuras (sociales, económicas, laborales, de valores, …) resquebrajan nuestros cimientos.

Son varios los indicativos que nos pueden llevar a confirmar que estamos en un fin-cambio de época, o si prefiere así llamarse a una crisis estructural: la crisis económica-financiera internacional, las revueltas en el Magreb y Oriente Próximo, el papel de las nuevas tecnologías, la importancia de los países y economías emergentes, …

A nivel nacional, en España, aspectos añadidos, como las alarmantes tasas de desempleo, las insuficiencias del modelo productivo, la escasa fortaleza de la sociedad civil frente a la estructura política-institucional, un sistema educativo inestable, la tensión Estado-Autonomías, …

Recientemente se han escrito artículos y realizado estudios sobre cuales son las son las perspectivas de futuro en España, cabe destacar que por primera vez en muchos años se estima que nuestros hijos (la siguiente generación) tendrán peor calidad de vida que nosotros, lo cual es muestra inequívoca del retroceso y evidencia que nuestras expectativas no son nada halagüeñas. Otro hecho importante que debe añadirse es que la edad de jubilación será progresivamente retrasada (nos jubilaremos más tarde). Parece que nuestro Estado del Bienestar (yo lo denomino Estado del Estarbien) comienza a tambalearse.

Son urgente reformas serias, de calado, con visión a largo plazo; pero no se atisban, todo parece plantearse al corto plazo, o como mucho al medio plazo (cuatro años o una legislatura). Resulta muy preocupante la falta de rigor, la politización partidista de todo, la ausencia de entendimiento, la escaso de dinamismo de la sociedad española y sobre todo, la falta de imaginación de nuestros gobernantes, sin ella nada bueno puede surgir.

Quizá se precise una reforma integral, algunos aluden a una Segunda Transición, pero nadie le quiere poner el cascabel al gato y entonar un “mea culpa”, mientras tanto nuestra particular situación española como la europea toman tintes de crisis de occidente, de “caída del Imperio Romano” que vemos pasar como un lento tramo-secuencia de una pesadilla.

Se necesitan oráculos, se precisa valentía y ningún miedo al futuro ni a equivocarse; finalizan los tiempos del ande yo caliente. Del “Cerrado por reformas” a la “Quiebra del Sistema” sólo va quedando un pequeño matiz.