sábado, 17 de marzo de 2012

NO HABRÁ PAZ PARA LOS COBARDES

Corren malos tiempos para la lírica, es algo evidente, pero quizá sean buenos tiempos para la Épica de la Ética. Durante muchos años en España hemos padecido la dejadez de muchos políticos e instituciones, y ahora estamos pagando los ciudadanos de a pie el despilfarro, la corrupción y de los gobiernos partitocráticos.

Pero también parte de la sociedad es culpable del estado actual de las cosas, la creciente demanda de derechos y la nula aceptación de deberes y obligaciones ha desembocado en una situación insostenible desde un amplio punto de vista. De nuestra evolución democrática podríamos decir que “entre todos la mataron y ella sola se murió”.

Ahora, a marchas forzadas, se busca y necesita recomponer la maltrecha economía, reformar el mercado de trabajo, luchar contra la corrupción política, hacer sostenible el estado del bienestar, … una multitud de frentes abiertos que muestran a las claras nuestra debilidad democrática y estatal. Y todo ello con una confrontación social y un bipartidismo que no hacen más que aumentar la brecha abierta.

Nuestra soberanía es atacada por los mercados financieros y por las troikas comunitarias, en ocasiones el Gobierno parece un boxeador grogui que lanza derechazos al viento sin encontrar nunca el cuerpo de su huidizo contrincante.

Indudablemente buena parte de nuestra situación actual es motivada por la nefasta gestión de la crisis del anterior gobierno del PSOE, ahora bajo la legítima mayoría absoluta el PP intenta imponer a golpe de decreto cambios estructurales como si eso fuera suficiente para cambiar la realidad de la noche a la mañana. El Estado necesita de una amplia reforma, pero creo que nuestro Presidente, Mariano Rajoy, se ha equivocado en la profundidad y alcance de la situación; como ya apunté en un artículo anterior, se precisa (aún estamos a tiempo de rectificar) de un Pacto de Estado para salir la situación. Entre 2005 y 2009 Alemania formó un amplio gobierno de coalición o concentración para afrontar los problemas de la productividad alemana, y el fortalecimiento económico y político dentro de la Unión Europea, que también fue de utilidad para afrontar los principios de la actual crisis; los resultados obtenidos fueron espectaculares.

Cuando los estados han sufrido grandes depresiones siempre han coexistido un fuerte liderazgo político y un equipo de gestores cualificado; también se precisa de unos ciudadanos capaces de asumir responsabilidades, deberes y compromiso con el proyecto común que es España.

Tal vez Mariano Rajoy descubra como Santos Trinidad (José Coronado en la película) que la trama sea más complicada de lo que imaginaba, lo que sí es cierto que “no habrá paz para los cobardes”, sean políticos o ciudadanos, eso hora que todos abandonemos nuestra zona de confort individual y particular para implicarnos honestamente en proyectos comunes dejando a un lado prejuicios y excusas, nadie vendrá a sacarnos las castañas del fuego.